jueves, 21 de agosto de 2008

El princesito y la principesa

El fin de semana pasado estuvimos en Fort Collins (al norte de Colorado) visitando a dos de los miembros que componen la manada de coyotes a la que yo más bien conozco por el nombre de "amigos de Pau". La verdad es que las 14 horas de viaje (ida y vuelta) merecieron la pena, pese a que a la ida volví a tener todas esas sensaciones de muerte inminente conduciendo por las llanuras del país, pero esta vez hacia el norte y con nubes tan bajas que parecía que ya habíamos muerto y estábamos en el cielo.


Inmersión americana 1: Los restos del desayuno

HellHull les pidió una inmersión americana (Los Alamos es más bien un Show the Truman salido de contexto) y eso fue lo que nos dieron: Tortitas con sirope, hamburguesa de búfalo, huevos de búfalo (sí, efectivamente el búfalo es mamífero, así que los huevos que comimos fueron de los otros), cerveza, más cerveza, excursión por la montaña, cinamon rolls, tiendas, bares, vida, más de tres calles, gente, jóvenes y...



Inmersión americana 2: Las cervezas, fabricadas allí mismo y gratuitas.

¡¡Un auténtico bar donde la gente va a bailar country!! Diossss, quiero ser vaquera para el resto de mi vida. Yo es que esto de los bailes populares siempre lo he llevado muy adentro, que si pasodoble, que si rumba, que si tango..., no es que yo tenga un moverme privilegiado, pero me pirran las fiestas de los pueblos donde generación tras generación van desgarbando el que al principio era un baile armonioso. Me encantan las parejas cuando bailan, sobre todo las parejas mayores, cada cual es de su padre y de su madre pero es llegar al baile y todas saben lo que tienen que hacer: Arrieritos somos y en el baile nos encontraremos. Pues esto era la versión americana de todo ello, pero con un añadido que lo hace todavía más guaaaay: EL BAILE EN LÍNEA, un "no rompas más mi pobre corazón..." auténtico. 



Aquí iba una foto de los anfitriones bailando country, ¡porque lo hicieron! Y oye, la mar de bien, tanto que no quisimos robarles el alma de forajidos del oeste enternecidos por una balada con una triste foto. Así que en su lugar ponemos la equivalente. 

Yo, de verdad, insisto:

¡HellHull sácame a bailar!

Hablando de HellHull, ¡felicidades por el post! HellHull..., que también ha sacado su alma de vaquero, se viste como uno del futuro. 



¿O será que lo que intenta es camuflarse de los pumas?


¡Se te ve HellHull, se te ve!

De cualquier forma la chaqueta molona no dio para tanto, de hecho, molaba (Joel, ¿ya has aprendido el uso de "molar"?). Lo que sí que dio, como veis, fue el fin de semana...



Inmersión americana 3: La cena.

Érase una vez un princesito y una principesa que decidieron atravesar casi 700 km para ir a visitar a un anfitrión y a una anfitriona (que en el futuro se reconocerán a sí mismos como una pareja de lesbianas, según han confirmado ellos mismos a los medios). Las anfitrionas (llamémoslos así) les abrieron los ojos a un mundo lleno de fantasía, color y carne, vida más allá de los cañones, a lo frenético de una town frente a lo extremadamente pausado de un village, a los cojones de búfalo, a los madrugones en pos de setas que no había* (preparaos para la vigilia observacional en Los Alamos), a las borracheras de media tarde, a las tiendas que antigüedades americanas (aquí las antigüedades son freak'adas de los 60!), a los cadillac del 66... 



Inmersión americana 4: El cadillac del 66, un americano de verdad, Patt, y un perro americano de verdad, Calcetines.

El princesito y la principesa, abrumados por tanta novedad, se encaminaron de nuevo a su apacible vida con un libro de refranes y otro de recetas de cocina Amish (¡cuánto aprendieron!), emprendiendo el camino por rectas infinitas que atravesaban extensos valles rodeados por inmensas montañas, tanto es así, que el princesito, osado, osó incluso a conducir (¡cuánto aprendieron!). 



Recta infinita



Extenso valle

Una vez llegados, comidos, y todo lo demás, el princesito y la principesa, se sumieron en un apacible sueño que ponía fin a una nueva aventura, esta vez no en Oz sino en Nunca Jamás (Nunca Jamás vuelvas con el estómago lleno)... ¡Muchas gracias por un fin de semana repleto de todo, anfitrionas!


*¡Estuvo genial Sara! Gracias por la aportación montañesca, mereció mucho la pena.

2 comentarios:

Joel Jones Pérez. dijo...

Todavia no entiendo por que no me puede molar un plato de paella...

Pero me mola tu blog!!! :-P

Atiras dijo...

hey!
fue estupendo teneros de visita, la verdad!! y hacer todo lo que nos gusta, aunque solo sea comer y beber como hienas....
Me alegro de que no me odieis por levantaros a las 6 de la manyana...jaja....
y si, somos una panda coyotes, y si, bailando eramos tal cual tal cual la foto.....