lunes, 17 de enero de 2011

From the bottom of my bottom


He sufrido mucho. Lo de hoy me recuerda a otras situaciones tipo-peregrinaje horribles del pasado. Como cuando estaba viviendo Londres y quise estrenar unas botas súper fancy que me había comprado el día que quedé con mi amiga LetsTheSunShine en Hyde Park. Para ir allí, tenía que coger el metro, y digo esto para remarcar que, siendo Londres, no significa que no tengas que caminar. La cosa es que nada más (¡nada más!) salir de casa noté una especie de "¡clac!" en mis tobillos-talones, y recuerdo que pensé en volver a cambiarme las botas pero acto seguido me dije "no será para tanto"... ¿No será para tanto? ¡No podía caminar! Me escocíiiiia, me pinchaba, me mooooría del dolor, cada paso era un infierno, y para colmo (¡qué raro!) me equivoqué de parada y tuve que andar buena parte de Hyde Park hasta llegar a donde estaba mi amiga y su amiga. Recuerdo ese como uno de los peores momentos tipo-peregrinaje, con el viento en mi contra, una llovizna mojándome la cara, y cada paso que daba, era, era..., ¡un maldiiito infierrrno! Me caían las lágrimas. Cuando me vieron mi amiga y su amiga, evidentemente les entró una risa obvia de tanta pena que debía dar, y en seguida fuimos al baño a quitarme las botas odiosas y, ¡sorpresa! tenía los tobillos-talones en carne viva. Sabía que no me las iba a poner otra vez, aunque tuviera que volver descalza, así que LetsTheSunShine, que usa como cuatro tallas menos que yo de pie, se las puso sin miedo a rozaduras y yo me puse sus deportivas como si fueran chanclas. Muy mal. Otro momento tipo-peregrinaje en el que me recuerdo completamente abatida fue en la excursión de "los tres [¿cuatro?] picos" de la masía. No fue excesivamente dura, fue larga, unas cuatro horas, subiendo y bajando por la montaña, pero, de nuevo, los pies me jodieron bien, notaba que algo iba mal en la punta, los dedos, cada vez que chocaban con la deportiva, grrrr. Llegué medio llorando y tuve dos uñas negras durante un año.

Para mí, lo que tienen en común estas historias tipo-peregrinaje, es la sensación de no tener más narices que seguir peregrinando por una mala decisión anterior, que de intentar retroceder para resarcirla, resulta ya peor. Es decir, estás en un punto en que sólo puedes..., seguir. Estás jodida como una perra. Seguir es lo peor y lo mejor a la vez. Seguir peregrinando rota de dolor y llorando por las calles.

Lo de hoy..., lo de hoy no tiene nombre. Supera con creces cualquiera de las otras situaciones. Sabía que iba a ser duro, pero no me hacía a la idea de cuánto, y yo, que soy muy de retos, parece que no me he podido echar atrás. La verdad es que "acepté" unirme a la cruzada por una mezcla de "así sales de casa y socializas", "no puedes decir que no", "seguro que no es para tanto", "además, si no puedes más coges y te vuelves", "¡tú puedes!" y un toc inconfesable. Así que, a la pregunta de "do you want to make a ride?" (¿quieres salir a hacer una ruta en bici?), yo dije "sure!" (¡claro!), a lo que Lorenzo me respondió "do you use to ride?" (¿sueles salir en bici?), y yo dije "yeah, you know, sometimes" (sí, bueno, a veces), entonces me vino a la cabeza aquella vez que fui con mi tío en bici por Barcelona y me sacaba como medio kilómetro. La tal "ride" era una ruta de 30 millas (unos 45 kilómetros) donde las primeras 20 consistían en subir un puerto [o varios, soy analfabeta en esto y no sé bien la definición de "puerto"] de montaña. A todo esto, con una bici de carreras en la que meter el pie para engancharlo en el pedal es una odisea. Estaba asustada, pero Lorenzo y John insistieron en que "lo podría hacer" y que además no había pérdida, si veía que no, podía volver atrás. Craso error, en el punto en que decides "volver", te encuentras con "no tener más narices que seguir peregrinando por una mala decisión anterior, que de intentar retroceder para resarcirla, resulta peor"... Después de varias colinas, ¿cómo iba a volver? ¡Iba a ser lo mismo o peor! Subir y bajar y encima sin nadie esperándome antes del siguiente repecho. Ya al empezar, antes de salir siquiera de Santa Cruz, Lorenzo, John, Howard (mi "jefe" de aquí) y Sebastian, me sacaron un buen trecho, me recordó a la misma escena con mi tío, y yo pensando "¿pero cómo estoy tan floja? Si voy a correr...", resulta que no es lo mismo, el ciclismo se conoce de que es muy sacrificado, y yo subestimando ese deporte. El alemán, Sebastian, se suponía que era flojo también, estás que se quedó atrás conmigo, mejor momento no pudo ser para demostrar al resto que no era una "chica", como yo soy una "chica" no tenía que demostrar nada y podía quedarme atrás tranquilamente. Yo, la maldita bici de carreras y los pedales. Mira que me da rabia ser la última, por mucha chica que sea, ¡odio a Sebastian! No sé si por ser chico o por no ser tan flojo... Pero oye, lo acepté en seguida, es que de verdad que me di cuenta al minuto, como con las botas, de "algo no funciona", y después de la primera colina dije "I go back" (yo me vuelvo), a lo que me respondieron "don't do that, come on, this was the hardest one, you've got to see how nice is up there" (no lo hagas, vamos, esta era la más dura, tienes que ver lo bonito que es ahí arriba), zalameros..., a lo que yo respondí "yeah, but also, I don't want to stop you" (sí, pero es que tampoco quiero pararos), "don't worry about that, we'll go hill by hill and we like to rest" (no te preocupes por eso, iremos colina por colina y nos gusta descansar). Adelante pues. Caminando que me hice las tres o cuatro putas colinas. Pero que al final, no podía ni caminar, yo sola con la bici a cuestas y el casco ese que te coge la cabeza y te la exprime; con la espalda rota, llagas en los dedos, sudando como nunca, perdiendo fuerzas por minutos, y el culo... ay el culo... ¡yo no llevaba culote joder! Recuerdo una de las últimas cuestas, que ni siquiera era una colina, era una cuesta casi sin pendiente, pero yo ya no podía más, me bajé de la bici y me comí un plátano, con el miedo que tengo yo a comer cuando hago un deporte aeróbico. Pero es que me estaba apagando como una velita, nunca había notado tanta falta de azúcar o de lo que sea en sangre, sentía que estaba perdiendo un kilo por cada pedaleo. Cosas que normalmente me habrían preocupado eran de repente totalmente secundarias si no es que directamente me importaban una mierda, como ir en bici por esas carreteras de montaña, que no pasan muchos coches pero que si pasan no hay un arcén en condiciones; pues me daba igual, es que casi que si me atropellaban mejor, me iba a casa directa, y a casa de Valencia seguramente; y si no, coger la bici después de la comida, que se supone que lo tengo "prohibido", pues lo mismo, me daba igual, si me daba un ataque de alergia adelantaba seguro. Las cuestas hacia abajo he de reconocer que las disfruté al máximo, con esas bicis coges velocidad y son bastante estables, y el bosque de secuoyas, húmedo, precioso, y luego bajando hacia la Highway 1 con el océano al fondo y la brisa en la cara, genial; pero por esos dos momentos, no regalo el esfuerzo otra vez NI DE PUTA COÑA. Tengo que entrenar; hay que entrenar para hacer algunas cosas. A la llegada al bar donde comimos, todos me animaban, "you are doing good! You've done it!! You did it!!" (¡lo estás haciendo bien! ¡Lo has hecho! ¡Lo hiciste!), y yo sonriendo mientras esperaba mi coca-cola y mi hamburguesa con ojos desorbitados, me miraban asustados, en plan, que le traigan comida pronto o muere aquí mismo. Oh man! Pero bien, de ahí quedaban 9 millas a Santa Cruz, esta vez por la costa, sin colinas, aunque sí con alguna que otra cuesta. Antes de comer tenía claro que yo ya no iba, como cuando supe que no iba a volver con las botas aquellas. Me quedaba en el bar y Lorenzo venía a por mí en coche. Pero sentí que recuperaba vida por bocado que daba a la hamburguesa y cuando les dije que seguramente me quedaría, que no quería hacer de las 9 millas un infierno, que estaba ya demasiado cansada, Howard me dijo "give it a shot" (dale una oportunidad [al resto de la ruta, entiendo]), así que oootra vez a la bici con el culo por montera. John se quedó conmigo para ir despacio, el resto fueron rápido, la idea era que Lorenzo cogiera el coche y viniera a recogerme al principio de llegar a Santa Cruz, para evitarme así la última e innecesaria colina que hay antes de llegar a casa de Howard. Así que llegué, sin andar nada, en la maldita bici, exhausta y extrañamente orgullosa, no sé si de haber sufrido tanto o de qué, pero... I did it.



De izquierda a derecha: Lorenzo, Sebastian, John, moi y Howard.
Y aquí está otra vez el enlace de la ruta.


Good morning Spain y buenas noches California!!

4 comentarios:

Pumuki dijo...

Guapa mas que guapa!!! (no sé si ese mas lleva acento...). Paula, con eso demuestras que eres special, no cualquiera hace eso, de saber que no puedes y aún así seguir, y seguro que sólo me puedo imaginar la situación de lejos, pobreta meuaaa!!! Espero que ya estés recuperada y que tu culo sólo tenga moraos de esos que se van en dos días.

I MISS YOUUUU!!!!

HUGH KISSES!!!!!

supernena4 dijo...

Gracias apppísima!!

Joel Jones Pérez. dijo...

Cuando vi tu foto en cleta (debes descifrar qué es una cleta), antes de leer el post, me dije "¡Qué raro! ¡A Paula núnca la he visto en este tipo de plan! ¡No sabía que le gustaba montar!"

A partir de ese momento, el post fue una de las cosas más deliciosas que he leído. :-D

supernena4 dijo...

Jajaja, la verdad es que nunca había "montado" en bici de carreras y nunca había hecho una ruta así... pero ¿por qué no? Sí que he hecho grandes caminatas, he quedado para correr de aquí a allá... me refiero, que aunque estos años de doctorado han suprimido bastante mi faceta deportiva, la tengo! sin duda. Pero claro, para algunas cosas, es lo que digo, hay que estar entrenada!!

;-)